Menú Cerrar

“No dejes para mañana lo que puedes hacer hoy”: Procrastinar

Pensemos, como ejemplo, en la siguiente situación:

IMG_7076Se acerca la época de exámenes y nuestro sujeto está tranquilo ya que aún le queda tiempo más que suficiente para empezar a estudiar… El tiempo trascurre y nos encontramos a menos de 3 semanas del examen. Se plantea que va siendo hora de empezar a estudiar, momento en el que se le despierta la ansiedad: comienza a preguntar a sus compañeros si ya empezaron a estudiar, si es muy extenso el temario, si resulta difícil, etc… pero la realidad es que sigue sin comenzar a estudiar con la confianza de que cuenta aun con el tiempo necesario para preparar su materia. Sin darse apenas cuenta, está a dos días del examen y no está preparado, así que decide presentarse en la próxima convocatoria: está procrastinando.

El término procrastinar deriva del latín pro- (adelante) y crastinus (relacionado con el mañana) y equivale a posponer, dilatar, aplazar, diferir una tarea u obligación que, sin embargo, no se debería postergar…Se refiere a aquellas tareas, compromisos o actividades que se deberían hacer y que además deberían ser realizadas en ese mismo momento o en un tiempo determinado y que no hay razones reales ni objetivas para posponerlas. Normalmente estas tareas son reemplazadas por otras actividades más irrelevantes pero mas placenteras. Podríamos decir que popularmente se conoce como simple “pereza”.

Este término no solo se aplica al hecho de posponer, sino también a la sensación de ansiedad que nos genera tener una tarea pendiente de concluir. El acto que se procrastina puede ser percibido como abrumador, desafiante, inquietante, peligroso, difícil, tedioso o aburrido, es decir, estresante, pero la realidad es que procrastinar nos causa ansiedad, remordimiento, culpabilidad, desánimo, estrés, sensación de inutilidad, nerviosismo, conflictos en las relaciones y un largo etcétera de sentimientos negativos.

Es muy común en nuestra vida diaria escuchar las frases típicas que definen una actitud procrastinadora: “El lunes empiezo a….”, “Lo miro mañana”, “La semana que viene voy a …”, “después de comer lo hago” etc…Muy habitualmente postergamos un trabajo o una tarea justificándolo por falta de tiempo para realizarlas. Sin embargo, si somos honestos con nosotros mismos, nos daremos cuenta de que realmente esa no es la verdadera razón, ya que hay infinidad de tareas para las que siempre encontramos ese tiempo y jamás dejamos sin realizar.

La procrastinación se aplica en tres grandes áreas:

La vida diaria. Aplazamos actividades necesarias para funcionar en el día a día. Por ejemplo, archivar, ordenar armarios, hacer la compra, ir al médico, cortarse el cabello, etc. Debido a la acumulación de cuestiones pendientes se vive con sensación de caos, de no poder llegar a todo.

Crecimiento personal. Dilatamos hacer algo que favorezca que nuestra vida mejore en diversos ámbitos. Por ejemplo, tomar cursos, hacer ejercicio, librarse de una adicción, no hacer caso a oportunidades de mejora profesional o promoción laboral, resolver los problemas de pareja, etc. Todo esto genera sensación de insatisfacción, de inseguridad, de inferioridad y de desánimo.

Compromisos con los demás. Tanto a nivel personal como profesional, entendiendo por ello comprometerse con alguien para realizar algo. La consecuencia de no cumplirlo, entre otras, será la perdida de su confianza y respeto.

Conocer los verdaderos motivos por los que no conseguimos comenzar una determinada tarea nos puede ayudar a buscar soluciones para entrar en acción, pero sobre todo, nos ayudará a la hora de no sentirnos culpables por ello.

¿Cuáles son las razones por las que postergamos determinadas tareas?

  • El perfeccionista es muy propenso a la procrastinación, ya que teme o le angustia pensar que no podrá lograr la perfección deseada en sus proyectos.

 

  • Cuando prolongamos el proceso de planificación o si pretendemos planificar cualquier imprevisto. Puede ocurrir que el exceso de planificación simplemente signifique que se esta abrumado ante esa tarea, por lo tanto la perspectiva de otra persona puede aportar una pista sobre como empezar a abordarlo.

 

 

  • Quienes sufren baja tolerancia a la frustración, postergan por temor a sufrirla.

 

  • La falta de confianza en uno mismo. El temor al fracaso, a no lograr los objetivos propuestos es una de las causas que lleva a la persona a postergar.

 

  • El exceso de autoconfianza, de quien siente y piensa que tiene tiempo de sobra para realizar la tarea. es otra causa de la procrastinación.

 

  • Hay quienes están constantemente generando ideas, lo cual los conduce a procrastinar constantemente, ya que la última idea los atrae más que la anterior, por ser más nueva e interesante. Esto no es más que una muestra de falta de seguridad en uno mismo y en sus decisiones

Así que ya lo saben: la próxima vez que se sientan incapaces de cumplir con su deber y, en cambio, muy capaz de hacer mil otras cosas antes, estará sufriendo el efecto de la procrastinación.

Deja un comentario