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El sueño y los diferentes niveles de conciencia

estados cerebrales

 

 

El sueño

y los diferentes niveles de conciencia

 

Nuestro cerebro es un “sofisticado aparato” electroquímico compuesto por unos diez mil millones de células nerviosas interconectadas generando actividad eléctrica que se muestra en forma de ondas cerebrales. Tenemos conocimiento de esas ondas cerebrales a través de su trazado en los electroencefalogramas.
A principios del siglo pasado se comenzó a investigar el patrón que seguían dicha sondas cerebrales, intentando descubrir si el cerebro emitía distintas frecuencias cuando el individuo se encontraba en diferentes estados de conciencia. Así fue como se descubrieron cuatro estados mentales o niveles cerebrales, cada uno asociado a un estado de conciencia diferente.

Cuando nos quedamos dormidos pasamos, de forma natural, de estado BETA (estado de vigilia) a estado ALFA (estado de somnolencia) de una forma tan rápida que al momento entramos en estado THETA, donde comenzamos a tener sueños, para después caer en el sueño profundo y reparador que corresponde al estado DELTA.

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Nuestra vida “despiertos”  trascurre en un estado BETA. Es un estado de vigilia, de plena actividad cerebral, en el cual están funcionando los hemisferios izquierdo y derecho del cerebro. Todos nuestros sentidos están volcados hacia el exterior recogiendo información. Las ondas cerebrales que se producen en ese estado son de baja amplitud y los ciclos son los más rápidos de los cuatro tipos descubiertos. La frecuencia de las ondas BETA se situa entre los 15 y los 40 ciclos por segundo

images (1)Nuestro cerebro se encuentra en estado ALFA momentos antes de dormirse. El hemisferio cerebral izquierdo entra en plena actividad y se desconecta del hemisferio derecho, generando en nosotros una relajación agradable, pensamientos tranquilos y despreocupados, optimismo y un sentimiento de integración entre cuerpo y mente.

Las ondas cerebrales ALFA son más lentas, y de mayor amplitud, correspondientes a una frecuencia entre los 9 y 14 ciclos por segundo y están asociadas con estados de relajación, tranquilidad y creatividad. Una persona que ha finalizado una tarea y se sienta a descansar suele entrar en un estado cerebral ALFA, al igual que quien toma tiempo para reflexionar o meditar o simplemente da un paseo por el jardín.

En el siguiente nivel de conciencia, THETA, nos encontramos en un estado mental muy positivo que se conoce como “zona de penumbra”, que ocurre justo antes de despertar y antes de dormir. Se sitúa entre Delta, que es el estado de sueño profundo y Alfa, que es el soñar despierto. Las características del estado THETA son: la fantasía, la imaginación, la inspiración creativa y mayor capacidad de aprendizaje.

Las ondas cerebrales THETA suelen ser de mayor amplitud y más lentas, entre 5 y 8 ciclos por segundo y se producen durante el sueño o meditación profunda. Es en ese estado cuando entramos en contacto con nuestro subconsciente.

Cuando comenzamos a soñar despiertos es porque estamos entrando en un estado de ondas cerebrales THETA. Cuando conducimos descargapor una autopista, y nos damos cuenta de que lo hemos hecho de una forma automática y que no podemos recordar los últimos kilómetros, a menudo se debe a que estamos en un estado THETA al que nos ha inducido la monotonía de la conducción por autopista. Es un estado donde las tareas se vuelven tan automáticas que la mente puede desentenderse de ellas y realizarlas automáticamente.

Los niños nacen en el estado cerebral THETA, y dicho estado predomina en ellos hasta la edad de cinco años. A partir de ese momento van poco a poco perdiendo esa capacidad, comenzando a procesar en ciclos más rápidos (Beta), lo cual queda patente cuando observamos cómo, a medida que maduran, van perdiendo poco a poco la fantasía, su imaginación desbordante, la capacidad de aprendizaje, etc. características definitorias de este estado.

El estado cerebral THETA puede ser inducido a través del uso de alucinógenos; corresponde al estado cerebral cuando se tienen “experiencias cercanas a la muerte” y es el nivel donde se desarrolla la actividad paranormal.

El estado final es el DELTA, que corresponde al sueño más profundo: dormir sin soñar. Nuestro hemisferio cerebral derecho se encuentra en plena actividad. Entramos también en este estado cuando nos sometemos a una hipnosis profunda o entramos en trance.

Las ondas delta resultan de gran importancia en los procesos curativos y en el fortalecimiento del sistema inmunitario, son las de mayor amplitud y las de frecuencia más lenta, por lo general entre 1,5 a 4 ciclos por segundo. Nunca alcanza el cero ya que significaría muerte cerebral.

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Cuando nos acostamos y nos ponemos a leer durante unos minutos antes de quedarnos dormidos, pese a estar en Beta, estamos poco a poco ralentizando nuestra actividad cerebral. Cuando ponemos el libro a un lado, apagamos las luces y cerramos los ojos, nuestras ondas cerebrales descenderán del estado BETA, a ALFA y rápidamente a THETA. Cuando nos dormimos profundamente estamos en estado DELTA.

El sueño de los seres humanos se descompone en ciclos de 90 minutos de duración cada uno, alternando de forma automática estado DELTA con estado THETA. Cuando esto ocurre se produce un movimiento rápido del ojo, que es característico del sueño activo. Esto se conoce como fenómeno REM.

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Cuando una persona comienza a despertarse desde un estado de sueño profundo, la frecuencia de sus ondas cerebrales irá ascendiendo a través de las distintas etapas de la actividad cerebral. Es decir, que pasará de DELTA a THETA, posteriormente a ALFA y, por último, cuando empieza a ser  consciente de que está sonando el despertador es porque ya comienza a estar en BETA. Si esa persona presiona el botón que silencia la alarma del despertador puede regresar directamente a THETA o, incluso, puede volverse a dormir en el estado DELTA.

El conocimiento de los diferentes estados cerebrales nos permite aumentar nuestra capacidad de hacer uso de las características especiales de cada uno de dichos estados: Podemos volvernos más productivos beneficiándonos de nuestra capacidad innata de concentración, relajación, creatividad, fantasía y sobre todo de disfrutar de un sueño verdaderamente reparador.

Paloma Hornos

 

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